Respuesta al comunicado del Rectorado.
Esta carta responde al comunicado del Rectorado, publicado en la web de la UB el día 18 de diciembre de 2008:
Los y las estudiantes valoramos positivamente este comunicado, pero consideramos que elude algunos puntos que para nosotros son fundamentales, y que, desde la primera semana de los encierros, pusimos sobre la mesa como condición previa para iniciar el diálogo que debe llevarnos a la mejora de la universidad pública. Asimismo, aun y compartir muchas de las manifestaciones que el Rectorado expone en este comunicado, creemos que sería bueno matizarlas para que no exista ambigüedad.
Cuando el rectorado manifiesta “Que el espacio europeo de educación superior (EEES) tiene su origen en la Declaración de Bolonia (1999), con voluntad y propósito de integrar legalmente este marco en el sistema educativo español (LOMLOU, 2007) y catalán (LUC, 2003)”, los y las estudiantes queremos añadir que no debemos olvidar las posteriores declaraciones (la de Londres, la de Praga y la de Bergen), también firmadas por los ministros españoles de educación, en donde se proponen unas directrices las cuales, en el proceso de implementación del espacio europeo de educación superior que se está llevando a cabo en las universidades públicas españolas, se están incumpliendo sistemáticamente. Por ejemplo: la abolición de los impedimentos económicos y sociales para acceder a la universidad y acabar los estudios no cumplen con el sistema de becas previsto; los estudiantes, mediante las asociaciones de estudiantes y otros colectivos deben estar implicados en todos los niveles del proceso de implementación, lo cual no ha sucedido; debe incentivarse la interdisclipinariedad y no ocurre, la conciliación de los estudios con la vida laboral tampoco, etc.
El Rectorado manifiesta: “Que los objetivos generales de Bolonia favorecen una mejora de la universidad pública: respetar la diversidad educativa y cultural; mejorar la calidad de la educación superior en Europa, conseguir que los títulos superiores sean comparables y favorecer, de este modo, la movilidad de todos los colectivos.” Sin embargo, observamos que la interpretación de estos principios abstractos se ha tergiversado, y la prueba es que no se corresponden con lo desprendido desde la L.O.U., por ejemplo la incoherencia de las homologaciones españolas contra las de “Europa”: 4+1 (España) = 3+2 (Europa).
Por otro lado, cuando el Rectorado se posiciona diciendo: “ Que asume el compromiso que el despliegue del EEES no conlleva en ningún caso una mercantilización de las enseñanzas de la UB”. Entendemos que, aunque sea una actitud loable, el Estado es quien tiene la última palabra si de financiación hablamos, ya que esta depende de los presupuestos generales del Estado y que, por lo tanto, es el Estado quien debe asegurar que la universidad sea pública y autónoma. Instamos a que haya una profunda reflexión y posterior debate acerca de lo que conlleva dicha mercantilización, la cual afecta ya el modelo de financiación del Estado, ya la progresiva incorporación de las dinámicas empresariales relacionadas con los métodos docentes. Las líneas de investigación y expansión de los servicios relacionados con la universidad (comedores, copisterías, limpieza…).
Unas líneas más abajo se expone “Que la participación del alumnado es un elemento esencial de la vida universitaria. En este sentido, es necesario incrementar la comunicación y promulgar más participación (de los colectivos y de los individuos); atender a sus expectativas y preocupaciones; conocer sus necesidades y responder rápidamente dentro del marco legal y competencial, incluso emprender todas las acciones necesarias para que el EEES se despliegue correctamente, reclamando a quien corresponda en todos esos temas que no sean competencia de la universidad.” En primer lugar queremos concretar que entre estos “colectivos e individuos” a los cuales se refiere, debemos incluir explícitamente las asambleas de facultad, ya que entendemos que son el verdadero órgano democrático con el que contamos los y las estudiantes en el momento de ser un socio activo en el desarrollo de la reforma universitaria que nos concierne. Por otra parte nos resulta insuficiente hablar de “acciones necesarias” y de “reclamar a quien corresponda” Por lo tanto, queremos empezar a hablar de cuáles son estas acciones y de a quién corresponde emprenderlas en cada realidad.
Aceptamos el punto que queda recogido a continuación, entendiendo que es una rectificación de lo que se estaba haciendo hasta ahora; y en este sentido, manifestamos que el Rectorado y todos los miembros que son parte de la comunidad universitaria debemos hacer un frente común para pedir la financiación necesaria con tal de llevar a cabo una buena reforma universitaria. El punto mencionado es el siguiente:
“Que este nuevo marco requiere una financiación adicional para que se pueda desarrollar de forma adecuada y competitiva, con lo cual:
No puede aceptarse la posibilidad de hacerlo a coste cero.
Se reclama a la Administración pública una financiación que permita aplicar verdaderamente el despliegue de las nuevas titulaciones.
Se considera imprescindible un sistema de becas amplio, que insista en la equidad de oportunidades entre el alumnado.
Que es una prioridad garantizar la conciliación de los estudios y la vida laboral, y que, por lo tanto, es necesario tenerlo muy presente en el desarrollo de los planes de estudios de los nuevos grados”. Esto manifiesta ahora el Rectorado y nosotros lo celebramos, pero para reformular estos nuevos grados, que hasta ahora no atendían la anterior premisa, es inevitable establecer una moratoria que permita desarrollar esta política de conciliación en la formulación de los nuevos planes de estudios, ya que la compenetración de la vida laboral con los estudios es irrealizable mediante el sistema de créditos ECTS, el cual necesita cuarenta horas semanales de trabajo para el estudiante, en la universidad y en casa para superar un año académico. Consecuentemente exigimos la retirada de todos los grados enviados a la ANECA para reformularlos mediante la participación estudiantil anteriormente mencionada.
Queremos exponer que en ningún caso los y las estudiantes de la Universidad de Barcelona hemos llevado a cabo formas violentas de protesta y ocupación de espacios, por ello, aunque luego se comente la correcta actitud de los estudiantes encerrados en el Edificio Histórico, no entendemos dicha referencia.
El Rectorado pide “que el alumnado, sus movimientos y sus asociaciones confíen en las negociaciones empezadas y a las reivindicaciones presentadas ante los distintos estamentos políticos presentados por este Rectorado, sustituyendo la ocupación actual de los centros por un diálogo permanente garantizado.” Los y las estudiantes queremos iniciar dicho proceso de diálogo, puesto que entendemos que tenemos mucho trabajo por hacer. Pensamos que es hora de discutir punto por punto todos los detalles de la implementación del EEES y de trabajar unidos para una universidad mejor.
Deberíamos aprovechar la ocasión para subsanar los problemas que tenía ya la universidad pública, previo diagnóstico crítico de la situación desde la cual partimos, y evitar crear nuevos. Pero entendemos que la actual reforma no únicamente mantiene problemas existentes, sino que, además, los acentúa y crea otros.
Aunque nuestra voluntad sea trabajar en conjunto (y entendemos que es también la voluntad del Rectorado), a estas alturas todos sabemos que hay tres condiciones previas para poder iniciar dicho diálogo: la retirada de los expedientes que pertenecen a los estudiantes de la UAB – actualmente ejecutados como expulsiones y sanciones públicas -, la elaboración de un referéndum vinculante para toda la comunidad universitaria (profesorado, PAS y estudiantes) acerca de una moratoria de, por lo bajo dos años, del proceso de implementación del EEES, y la garantía de un diálogo abierto con los colectivos antes citados de la comunidad universitaria y las personalidades sociales implicadas.
Finalmente, comprendemos que no se nos puede pedir confianza hacia el Rectorado, porque está en juego el modelo universitario que la gente requiere, y para conseguirlo, debemos trabajar participativamente, con transparencia, responsable y acuradamente, sin dejar nada al azar, ni lo imprevisible. Eso no significa que no confiemos en la buena voluntad de los miembros que forman el Rectorado, sino que no nos podemos permitir dicha confianza cuando de trabajar por derecho fundamental hablamos: el derecho a una universidad pública, crítica, autónoma y de calidad (con el beneplácito de que lo entendido por calidad debe ser y será matizable mediante el diálogo por el cual seguimos luchando).
Precisamente por eso, mientras no haya garantías de que las condiciones previas al diálogo serán resueltas positivamente, los y las estudiantes decidimos mantener el encierro en el Edificio Histórico, esperando, pese a todo, que esta situación tenga un feliz y próximo final.
Felices fiestas.
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